Una gran parte de los asesinatos que se planificaron por los militares sublevados y que se cometieron en Cala y sobre gente de Cala siguen sin estar siquiera registrados como fallecimientos. El franquismo consiguió borrar la memoria de la vida y la muerte de esta gente, simplemente no existieron. Pero al mismo tiempo consiguió grabar a fuego el terror en la gente que sobrevivió. ¡Cuantas veces hemos oído de nuestros mayores aquello de "hijo no te señales"! Nos hemos burlado de ellos con la suficiencia que nos da el haber vivido la mayor parte de nuestra vida en democracia y en una sociedad más o menos justa. Yo creo que visto con perspectiva, tenemos que reconocer que ese miedo tiene un fundamento escrito con la sangre de mucha gente, con asesinatos que se hicieron a la luz del día. Con el dolor, la rabia y la impotencia de muchos padres, hijos, hermanos, amigos y vecinos que veían lo que hacían a sus seres queridos.
No debe extrañarnos que la gente buscase justificaciones, la mente tiene extraños recovecos. ¿Cómo iban a hacer algo así a gente que no había hecho nada? Para poder seguir viviendo en el régimen franquista y poder levantarse todas las mañanas fue necesario que muchos supervivientes pensaran que algo habrían hecho todos estos desafortunados que yacían en La Parrilla y aún hoy en fosas ilegales en el Cementerio de Cala. "Algo habrán hecho". Doble asesinato. No sólo los mataron, sino que muchas veces alentaron la infamia sobre sus nombres.
Su fallecimiento no figura en los registros. Sus restos descansan en fosas comunes, en enterramientos ilegales o, en el mejor de los casos, en un ataúd colectivo. En efecto, cuando llegó el primer ayuntamiento democrático a Cala en 1979, una de las primeras cosas que se hizo fue rescatar los restos de los fusilados de La Parrilla. La Parrilla figura como una ignominia, como un tabú en la memoria colectiva de Cala. Los restos se llevaron al cementerio y se agruparon en dos féretros, uno para mujeres y otro para varones y se depositaron en un lugar que pretende homenajear a "todos los caídos por España". Fue una acción valiente, pero hoy se dan las condiciones para ir un poco más lejos porque:
1. Algunos restos todavía yacen en fosas comunes y enterramientos individuales ilegales en el propio cementerio, si es que no se han exhumado ilegalmente.
2. Los restos que se sacaron de La Parrilla no fueron identificados y todavía hoy no se ha publicado la relación completa de asesinados. Habría que identificar a todos los muertos y la causa (asesinado o caído en combate). Aquí también debería incluirse aquellos que murieron lejos de Cala y cuyos restos será muy difícil encontrar.
3. Finalmente, nadie cayó por España, sino que la mayoría fueron asesinados de la manera más vil y otros simplemente fueron obligados a batallar en una guerra absurda que no era la suya. Sería mucho más adecuado homenajear tanto a los asesinados en este particular genocidio como a los caídos en la Guerra Civil.