domingo, 9 de septiembre de 2007

La cuestión obrera

De modo similar a como ocurrió en otras zonas de Huelva, el crecimiento de las explotaciones mineras supuso un notable incremento de la población de Cala. Los mineros probablemente tuvieran mejores condiciones económicas, entrar en la mina era una bendición.

Sin embargo, las explotaciones mineras no daban empleo a todos los hombre de Cala (el empleo en las minas era una cosa masculina en la época). Para quien no entraba en la mina, quedaba el trabajo de jornalero en el campo, un jornal irregular, por temporadas, una vida miserable y llena de privaciones. Desde pequeños los niños se les utilizaba para tareas auxiliares en el campo, como cuidar de los cerdos ("guardar guarros" en el lenguaje local) y normalmente no acudían a la escuela. Ya poco después de inaugurar las nuevas escuelas, el Presidente del Consejo Escolar D. Luis Encinas (médico de Cala) constataba que cuatrocientos niños quedaban sin recibir enseñanza primaria, calificándolo como "triste situación de la infancia" de Cala. No es para menos.

En esta situación social, los sindicatos devuelven la dignidad a muchos obreros de Cala. La central anarquista Confederacion Nacional del Trabajo (CNT) es la que mayores apoyos concitaba en Cala, con el liderazgo de José Hermoso Picón. La Unión General de Trabajadores (UGT) también tenía sus seguidores, pero menos, bajo el liderazgo de Genaro Bernal. Ambos sindicatos conviven pacíficamente, incluso comparten local en la casa de Virginia, a la derecha de la Casa de Riscos.

Partidos como el PSOE y la [Unión Republicana] tenían menos seguimiento en Cala porque el predicamente ácrata de la CNT les impedía "participar en política", lo que no impedía que el alcalde de Cala, Teodosio Riscos, fuese persona querida por todos. Propietario del mejor comercio de Cala, Casa de Riscos, en el edificio que ha sido sede del ayuntamiento hasta 2008 en la avenida de Andalucía, fiaba y abría cuentas a la gente de Cala, algo muy apreciado dada las maltrechas economías domésticas. Y aun encontraba tiempo para trabajar por el ideal republicano de progreso. Persona culta luchó por llevar el teléfono a Cala, por hacer que se construyesen las escuelas en la actual sede del Ayuntamiento de Cala, donde muchas generaciones de calenses hemos aprendido nuestas primeras letras, por alimentar al pueblo de Cala e incluso por construir una biblioteca pública para Cala, proyecto que se vio truncado por la rebelión fascista.

Partícipes de este proyecto eran Arturo Puntas Vela (maestro), Carlos Encinas González (médico) y Julio Abril (practicante). Arturo Puntas Vela era un buen deportista, jugaba muy bien al futbol y era apreciado por los chavales. Preocupado por la situación de la infancia, solicitó activamente ayudas para la cantina escolar. Podemos imaginar la importancia de la cantina para los niños, dada la situación social de Cala. Probablemente la cantina haría que muchos niños acudiesen a la escuela. Arturo Puntas Vela era natural de [Ayamonte o Guillena] y aunque no sufrió la represión fascista, sugún algunas fuentes, su hermano sí fue asesinado. [En Guillena aparece Hipólito Puntas Ciudad en la web TLN] Tras dejar Cala con la guerra civil, no sabemos los avatares que sufrió [en el AGC figura en un expediente su solicitud a Martínez Barrio para la cantina de Cala], pero parece que años después siguió dando rienda suelta a su pasión por el deporte dirigiendo equipos de fútbol en Huelva y en Rota. Parece que fue presidente de la U.D. Roteña y actualmente el estado del Rota lleva el nombre de Arturo Puntas Vela. ¿Qué habría sido del deporte de Cala si Arturo hubiera podido continuar su labor?

Carlos Encinas González fue hermano menor del también médico de Cala Luis Encinas González, que vivió en la calle Real, en la casa donde hoy está el Hostal La Muralla. Carlos Encinas también compartió el ideal republicano y participó activamente en proyectos como la biblioteca municipal. Arturo Puntas y Carlos Encinas formaban parte de la Junta para la Biblioteca Municipal que se acordó crear el 9 de abril de 1936. Desgraciadamente el proyecto de biblioteca municipal se truncó durante más de 60 años.

Julio Abril también participó de estos ideales de progreso y tuvo que huir de Cala junto a Teodosio Riscos y Carlos Encinas ante el avance de las tropas fascistas.

Según recoge Ordóñez (1968), el recuento que el párroco Juan Chaves Molina hace en 1932 de la situación de la religión en Cala es indicativo de la progresivca secularización de la vida civil en Cala. Indica el párroco que en 1932 sólo cuatro hombres oían misa y sólo las mozas cumplían en un treinta por ciento, que casi nadie recibía los últimos sacramentos antes de morir y que todos los afiliados de los partidos socialistas se enterraban civilmente. Además, en 1932 se celebraron diez matrimonios civiles. Decía el párroco que no se leía ningún periódico católico, sino que todos los periódicos que se leían eran "impíos" y que existían un centro socialista y otro "comunista" (debe entenderse que este centro sería anarquista, porque no había organizaciones comunistas en Cala en la época y el propio Partido Comunista era muy minoritario en la España de 1932).

Referencias:
Ordóñez Márquez, J. (1968), La apostasía de las masas y la persecución religiosa en la provincia de Huelva: 1931-1936, Universidad Pontificia de Salamanca - CSIC

1 comentario:

Unknown dijo...

Buenos días, el otro día me puse a leer unas cartas recibidas por mi abuelo en las que el remitente es Julio Abril Nogueras de Cala. Son del final de la Guerra Civil y estoy investigando un poco. Me gustaría compartirlas. El sobre es de Fábrica de electricidad Pelayo Abril Jara. Gracias y un saludo