domingo, 9 de septiembre de 2007

Teodosio Riscos

Don Teodosio Riscos Ortín
(artículo publicado en la Revista de Fiestas de Cala 2007)


Ya hace unos años que visité en Madrid una exposición en la Residencia de Estudiantes titulada “Un Siglo de Ciencia en España” en la que, junto a hechos de insignes figuras como las de D. Santiago Ramón y Cajal, D. Severo Ochoa o D. Juan Negrín, se exponían algunos frutos de la investigación científica española durante las primeras décadas del siglo XX. Tras la Guerra Civil y la dictadura fascista, muchos investigadores e intelectuales demócratas (no necesariamente de izquierdas) sufrieron la represión y el exilio, lo que provocó un retraso de la ciencia en España del que apenas hoy estamos saliendo.

Todo esto viene a mi mente cuando pienso en la destacada figura de Don Teodosio Riscos Ortín, Alcalde de Cala entre 1930 y 1936, hoy injustamente olvidado. Partícipe de aquel movimiento reformador que, con altibajos, engloba de la Restauración a la República, Don Teodosio fue Alcalde de Cala antes y durante la República. Don Teodosio fue un firme impulsor del ideal de elevación del nivel moral, intelectual y económico de la Patria, como se decía durante la Segunda República. Además de su preocupación por la condición social de los trabajadores, D. Teodosio fue el alcalde que trajo el teléfono a Cala y que impulsó la construcción de las escuelas.

También fue Don Teodosio impulsor de una biblioteca pública, constituyéndose el 14 de mayo de 1936 una junta para la creación de la Biblioteca Municipal integrada por los ediles D. Pedro Rodríguez Santos y D. Domingo Hermoso Pecellín, así como por el médico D. Carlos Encinas González y por el maestro D. Arturo Puntas Vela; proyecto éste que desgraciadamente abortaron los que prefirieron empuñar las armas antes que los libros.

Como la ciencia en España, hemos recuperado la Biblioteca Pública de Cala con décadas de retraso. Casi setenta años. Ahí es nada.

Pero volvamos al principio. Al finalizar la Dictadura de Primo de Rivera, D. Teodosio Riscos fue elegido Alcalde de la Villa de Cala el 26 de febrero de 1930 y confirmado en su cargo al proclamarse la Segunda República un año después. Regentaba D. Teodosio un comercio donde hoy se encuentra el Ayuntamiento de Cala y, según cuentan nuestros mayores, era persona querida en Cala. Las Actas de Plenos del Ayuntamiento revelan que, entre sus primeras preocupaciones, estuvieron llevar el teléfono a Cala y la construcción de las escuelas.

Después de reunirse en Sevilla D. Teodosio y D. Nemesio Vázquez (primer teniente de Alcalde) con el Director de la Compañía Telefónica Nacional, el Ayuntamiento de la Villa de Cala acordó el 3 de abril de 1930 facilitar la concesión del teléfono a Cala otorgando

en concepto de ayuda a la citada compañía para la instalación del servicio telefónico en este pueblo los medios siguientes:

1º. Casa en lugar y condiciones adecuadas para la instalación de los servicios, así como luz por un tiempo no menor de diez años.

2º. Transporte del material, desde la estación férrea a pié de obra.

3º. Cinco peones diarios por el tiempo que duren los trabajos de instalación.

4º. La cantidad de seis mil pesetas para ayuda de los gastos de instalación.” (Actas, folio 78)

Pero la educación de los niños fue la principal preocupación de D. Teodosio. El 3 de abril de 1930 la Corporación también se comprometió a sufragar todos los gastos que originasen los proyectos, planos y construcción de una nueva escuela unitaria para niños, si bien se consideró que un presupuesto de 105.699,25 pesetas era exagerado, habida cuenta de los precios de los jornales y materiales que regían en Cala. Este grupo escolar constaría de cuatro escuelas unitarias, dos para niños y dos para niñas, con casa habitación para cada uno de los respectivos maestros. El 26 de abril de 1930 se decide modificar el proyecto inicial, por estimarse que el lugar destinado inicialmente para el grupo escolar no reunía

las condiciones necesarias de capacidad y ventilación, aparte de constituir un constante y grave peligro para los niños, a consecuencia del tránsito de automóviles, ya que los edificios habrían de colindar con la carretera de Santa Olalla a Fregenal de la Sierra”(Actas, folio 82)


El grupo escolar fue finalmente construido en los terrenos enclavados en el sitio denominado “La Noria” e inaugurado el 29 de marzo de 1933 con un obsequio para los niños de las escuelas y con un refresco para los presentes. Pero rápidamente se constató la insuficiencia de las escuelas: transcurridos unos meses de la inauguración, el Presidente del Consejo Escolar de Cala informaba al Alcalde:

Verificado un detenido estudio de la población escolar de esta villa, así como también de la matrícula existente en estas Escuelas Nacionales resulta quedan sin recibir la enseñanza primaria un número aproximado de cuatrocientos niños. Ante la triste situación de la niñez de Cala castigada a no recibir los más elementales principios de educación e instrucción, el Consejo local de mi presidencia ha acordado solicitar del Ayuntamiento de su digna dirección la rápida creación de dos escuelas unitarias (una de cada sexo), con lo cual nos daría una nueva prueba de lo mucho que se interesa por elevar el nivel cultural de este noble pueblo”(Actas, folio 45)

Aquellas escuelas están hoy en proceso de reforma para uso del Ayuntamiento. Dicen que aquellos pueblos que desconocen su historia están condenados a repetirla. Por ello me gustaría, desde estas líneas, proponer que el edificio reformado reciba el nombre de la persona que más contribuyó a la construcción de las escuelas en las que generaciones de calenses hemos aprendido nuestras primeras letras. Creo además que, de este modo, no sólo homenajeamos a un personaje ilustre sino también a la educación y la cultura.

Es de justicia.

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